A medida que el tiempo pasa todo evoluciona. Poco a poco nuestro templo va creciendo, sumando esfuerzo y amor. Así como una vez Jesús llamó a San Francisco a restaurar su Iglesia, hoy sucede casi lo mismo que en Asís, pero más cerquita, en nuestra ciudad.

La Iglesia de San Francisco va tomando fuerzas en su compromiso evangelizador, en seguir sumando esfuerzos de muchas personas que colocan su granito de arena para que esto sea posible. Gente que simplemente ama a Dios y ama lo que hace. un poco de poda allí, corte de césped allá, se renueva un sector, se planifican otros más...

El parque se ve mas despejado, un lugar que va invitando a la meditación junto a los sonidos y sliencios de la naturaleza, poco a poco se va iluminando el edificio y se respira una atmósfera mas creativa y llena de entusiasmo. Todo esfuerzo se agradece con el corazón. La música envuelve el aire junto al cantar de los pájaros. ¿Qué novedades se presentarán pronto? Solo es cuestión de esperar en Jesús y abrir el corazón a esos nuevos cambios.

Nuestros animales

Cierto día llegué a la puerta de casa. Allí me encontré con un hombre bastante alto con un mameluco blanco y un pequeño camioncito al tono. Se sonrió cuando me vió mientras sostenía una especie de carpeta.
Me llamó por mi nombre y me hizo entrega de un sobre de finísmo papel y me dijo: "Indíqueme donde le dejo las cajas que he traido para Ud".

Me sorprendí abrí al puerta y lo conduje hasta el patio, único lugar donde podría colocar las mismas.

Tanto el camión, como las cajas y el mameluco del hombre no tenía publibidad alguna que me diera alguna evidencia de contenido o que podría ser el contenido de las cajas. En fin las entró a todas y se despidió dando una palmada en mi hombro y sonrió al retirarse.

Sorprendido me dirigí al patio y solo puedo decir que las cajas eran de distintos tamaños y estaban perforadas en la parte superior. Suspiré.
Abrí el sobre y había en su interior una carta con una sola palabra: "Domestícalos".

La primera caja tenía un par de halcones, la segunda un águila, la tercera una serpiente de cascabel, la cuarta un par de escurridizos conejos, la quinta un burro y la última un león. Si bien dejé abierta las cajas para darles agua y alimento a estas criaturas, puedo decir que no comieron ni bebieron y pemanecieron en sus cajas. Llegó la noche y me recosté a dormir.

A la mañana siguiente no se escuchaba sonido alguno de las cajas, y es más al revisar los animales no estaban más ! Pero noté que mi vista era más aguda y veía muy bien era incrible, ya no tenía mi vista cansada. Por otra parte mis manos eran fuertes y potentes, sentía que podía levantar hasta el peso de un toro con ellas ! Con mis pies era lo mismo eran ágiles y movedizos, sentía además que podía articular ciento de palabras con el habla. Mi cuerpo era fuerte y mi corazón trabajaba a la par de todo lo demás.

Pero ¿qué habría pasado con estos animales ? Acaso ¿huyeron? Volví a tomar el sobre que contenía esa breve orden, pero ya no estaba y había una carta relativamente extensa que decía:

"Disculpa por las cajas de madera, pero de hecho te serán de utilidad. Seguramente hoy tienes mejor visión, pues bien, tienes una vista de halcón, pero recuerda: posa tus ojos en lo bueno y no malgastes este sentido en lo malo. Tus manos transformarán la madera de estas cajas, y recuerda que estas garras de águila que te he dado, son para que uses tus manos con fines orientados a la caridad,  no para lastimar. La serpiente será muy dificil de domesticar, tu lengua no deberá ser letal como esta serpiente, es preferible que cierres tu boca a lastimar con tus palabras de muerte. Tus pies serán ágiles como esos conejos, pero no temas al caminar, ni huyas de las dificultades, ni te escurras. Tu cuerpo tendrá la fuerza de un león, pero no holgazanees creyendo que eres rey, usa esa fuerza para ayudarme a construir mi Reino de Paz. Y por último ese corazón que tienes que siga trabajando por los hermanos, y domésticalo para vencer su terquedad de burro que en más de una vez has tenido.

Gracias por todo. Tu amigo "D"